LA DEPRESIÓN DE LOS AÑOS 30

La crisis económica de 1929 fue la más devastadora caída del mercado de valores en la historia de la Bolsa en Estados Unidos, tomando en consideración el alcance total y la larga duración de sus secuelas.

El Jueves Negro tuvo lugar el 24 de octubre de 1929, día en el que dio comienzo la caída en la Bolsa de Nueva York y con ella el inicio de la crisis económica de 1929 y la Gran Depresión. La crisis comenzó cinco días después en los Estados Unidos, el conocido Martes Negro (la jornada más sombría de Wall Street), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo. 

El desplome de la Bolsa de Valores de Nueva York produjo una situación de verdadero pánico que provocó la posterior crisis bancaria en Estados Unidos. 

1929 ha pasado a la historia como el año en el que estalló la mayor crisis económica del sistema capitalista. Los “Felices Años Veinte” fueron un tiempo de prosperidad y bonanza económica para Estados Unidos que, al contrario que sus aliados europeos, habían resurgido fuertes y dominantes de la Primera Guerra Mundial. 

Ésta sería una época dorada caracterizada por fuertes inversiones, crédito fácil y especulación que tocaría techo en octubre de 1929, tras la devastadora caída de la Bolsa de Wall Street. 

Las dramáticas consecuencias de la crisis económica de 1929 no tardarían en desencadenarse: incalculables pérdidas económicas, más de tres mil bancos en bancarrota y gran número de familias en la más completa ruina. 

La coyuntura del alza, denominada allí Big Bull Market, descansaba así sobre una base sumamente frágil . Todo el sistema se derrumbó en octubre de 1929, y en pocos días (o en cuestión de horas) las cotizaciones perdieron todo cuanto habían ganado durante meses o, mejor dicho, durante años. Los pequeños inversores quedaron arruinados y tuvieron que vender con enormes pérdidas y, al cundir el pánico, los grandes inversores se encontraron también con dificultades. 

El pánico fue absoluto: en pocas horas, dieciséis millones y medio de acciones se vendieron con pérdidas a un promedio del 40 por ciento. En noviembre, cuando se calmaron un poco los ánimos, las cotizaciones habían descendido a la mitad desde el comienzo de la crisis económica de 1929 . Más de 50.000 millones de dólares se desvanecieron como el humo, con lo que quedó en evidencia la inseguridad y fragilidad de los sistemas financieros.

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